Colectivo de madres buscadoras logra uso de Georadar en fosa clandestina de Zumpango tras exigencias de equipo y personal

Alberto Gómez

Tras más de 40 días de labores en una fosa clandestina ubicada en la carretera vieja Chilpancingo-Zumpango, integrantes del colectivo Guerrero No Más Desaparecidos lograron que autoridades utilizaran un Georadar para localizar posibles fragmentos óseos, como parte de su jornada de búsqueda de personas desaparecidas.

La implementación del equipo tecnológico se logró luego de múltiples exigencias por parte del colectivo, que desde el inicio de las labores había solicitado insistentemente la presencia de personal capacitado, herramientas y equipo especializado.

El encargado de despacho de la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas (CEBP), Alejandro García Solorio, explicó que con el Georadar se pueden detectar anomalías en el subsuelo hasta una profundidad de 80 metros, lo cual permite ubicar con mayor precisión zonas con posibles restos humanos.

“En base a eso vamos a determinar dónde podemos escarbar para tener más eficiencia en el operativo”, detalló el funcionario, quien añadió que los resultados del barrido con el Georadar son procesados mediante un software especializado antes de proceder a nuevas excavaciones.

Sin embargo, Francisca Mayo Ramírez, representante del colectivo, se mostró escéptica sobre la efectividad del equipo. Afirmó que el Georadar únicamente detecta si la tierra fue removida, pero no garantiza la ubicación de fragmentos óseos.

“Para mí no es muy importante, porque lo que necesitamos nosotros es algún aparato donde sí se puedan detectar fragmentos de los huesos de nuestros desaparecidos”, declaró la madre buscadora.

Además, criticó que el personal de la comisión acudió únicamente para “tomarse la foto” durante la implementación del Georadar, y denunció que incluso tuvieron que enseñarles a utilizar el equipo, a pesar de que ya habían asistido a un curso previo.

Francisca Mayo reiteró que, más allá del Georadar, el colectivo requiere mayor personal de excavación, luego de recibir una denuncia anónima que indica que a casi dos metros de profundidad podría encontrarse el cráneo de una víctima.

A pesar de las exigencias del colectivo, las condiciones para la búsqueda siguen siendo precarias. Las madres buscadoras lograron conseguir apenas una lona para proteger la zona de la lluvia y la utilización del Georadar, pero continúan enfrentando la falta de personal suficiente, y recientemente les fue reducida la seguridad: de tres corporaciones que resguardaban el sitio, ahora solo permanecen el Ejército Mexicano y la Policía Estatal.

Durante los trabajos en el sitio —perteneciente al municipio de Eduardo Neri (Zumpango)— se han localizado fragmentos óseos de al menos cuatro personas, así como indicios como ropa, calzado, casquillos percutidos y un par de esposas, con las que presuntamente fue sepultada una persona.

De acuerdo con doña Francisca Mayo, el colectivo busca a 48 personas desaparecidas, entre ellas, su hijo, Jonathan Munivez Mayo, desaparecido desde el 2008 en Petaquillas, municipio de Chilpancingo.

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